El proceso de elaboración del vodka parte de la utilización de un liquido que se obtiene
fermentando varios cereales y agua.
Primero, debe prepararse el jugo vegetal. Para ello, se prensa la materia prima: trigo, centeno,
papa u otro producto con agua. Se calienta para convertir su fécula en azúcar y dar lugar a un
líquido espeso llamado mosto. Se agrega levadura para que se produzca la fermentación y para
que mediante la destilación se obtenga el aguardiente base, después de que se han separado
sus componentes básicos agua, alcohol, metanol y fusenol.
Se utiliza un alambique continuo que cuenta con dos columnas: el analizador y el rectificador. Se
introduce vapor caliente en la parte inferior del analizador, que asciende por los compartimientos,
calentándolos a su paso. También, se introduce, por vía del rectificador, una pequeña cantidad de
líquido fermentado en la parte superior, que cae por las planchas que el vapor ha calentado a su
vez.
De esta manera, se calienta el líquido, el alcohol empieza a evaporarse y cuando el líquido cae a
la parte inferior de la columna, se extrae la mayor parte de su alcohol mediante un sifón. Los
vapores del aguardiente y el vapor restante salen por la parte superior de la columna a través de
un conducto que los lleva al rectificador.
Tras la destilación y la rectificación, el vodka se reduce a la graduación requerida, añadiéndole
agua para luego filtrar y purificar, momento en que se eliminan los elementos aromáticos, para
lograr esa bebida sin sabor. Para ello, se emplea carbón vegetal; en Rusia siempre se ha
utilizado madera de abedul para producirlo. Cuando se calienta el carbón, da el aspecto de una
esponja. Se introduce en los filtros y luego se bombea el vodka. La filtración mediante carbón
vegetal debe controlarse, porque cuando el material se satura con las impurezas, pierde sus
cualidades absorbentes.
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